Japón, inglés y el turismo

Japón es uno de esos países que siempre ha llamado la atención, pero desde hace unos años, el turismo dejó de ser una excepción para convertirse en parte del día a día en muchas ciudades. Tokio, Kioto, Osaka y hasta lugares menos conocidos están recibiendo cada vez más visitantes, y eso ha tenido un impacto directo en algo que pocas veces se comenta: el inglés.

La turistificación y el idioma

Con el crecimiento del turismo, especialmente después de Tokio 2020, muchas zonas de Japón comenzaron a adaptarse. No solo en infraestructura o servicios, también en idioma. Restaurantes, estaciones de tren, tiendas y museos han empezado a incorporar señalización en inglés, menús bilingües, y personal capacitado para atender a visitantes que no hablan japonés.

No es que Japón se haya vuelto un país angloparlante, pero es evidente que la turistificación ha empujado a muchos japoneses a aprender lo básico de inglés. Lo suficiente para resolver situaciones comunes: explicar cómo llegar a cierto lugar, decir lo que lleva un platillo, dar precios, o indicar qué tren tomar.

Y aunque la motivación principal no es académica ni cultural, lo cierto es que el inglés se está volviendo una herramienta de trabajo y una necesidad práctica en el día a día de quienes viven del turismo.

¿Se habla inglés en Japón?

Depende de dónde estés. En ciudades grandes como Tokio o Kioto, lo más probable es que encuentres gente que entiende lo básico, especialmente si trabajan en zonas turísticas. Pero no es algo garantizado. No esperes que todo el mundo te entienda ni que las conversaciones fluyan como si estuvieras en Canadá. La disposición existe, pero también hay límites.

En zonas rurales o menos turísticas, lo más probable es que no encuentres personal que hable inglés. Ahí es donde muchos visitantes se topan con barreras. Y no es culpa de nadie. Simplemente no es parte del contexto de esas regiones. Pero incluso ahí, algunos esfuerzos aislados muestran cómo el inglés está empezando a filtrarse. Señales básicas, pictogramas, o frases memorizadas que ayudan a que la comunicación ocurra, aunque sea con lo mínimo.

El inglés como ventaja funcional

Hay momentos en los que el inglés te resuelve. Puedes pedir en un restaurante sin señalar, preguntar por una estación sin tener que sacar el traductor, entender una indicación sin depender del contexto. Y cuando eso pasa, la experiencia cambia por completo. No solo visitas el lugar, lo habitas un poco más.

Saber inglés en Japón no te convierte en turista premium ni te da acceso VIP a ningún lado, pero sí te ahorra tiempo, evita frustraciones, y te da más control sobre lo que estás viviendo. No tienes que depender de alguien más para entender qué estás comiendo o si te estás subiendo al tren correcto.

¿Y por qué importa todo esto?

Porque saber inglés, en este contexto, no es un lujo ni una ventaja cultural. Es una herramienta de movilidad. No hablo solo de Japón. Pasa en muchos países donde el inglés no es lengua oficial, pero sí está presente como segundo idioma por razones prácticas: turismo, negocios, estudios, intercambio, migración. El inglés se filtra.

En Japón, esto se hace evidente. Un idioma que históricamente no ha tenido mucho peso en la educación cotidiana del país, ahora se está integrando por una razón clara: hay gente extranjera todos los días, y comunicarse con ellos es parte del trabajo.

Y aquí vale la pena hacer una pausa: la educación en inglés en Japón no es nueva, pero sí ha sido ineficaz por mucho tiempo. Muchos estudiantes aprenden inglés durante años en la escuela, pero sin desarrollarlo de manera práctica. El turismo está forzando una especie de reconfiguración. El inglés ya no es algo que se estudia por obligación, sino algo que se necesita para trabajar.

Una observación más

No necesitas saber japonés para ir a Japón. Pero si no sabes inglés, las cosas se complican. Eso lo he visto muchas veces. Personas que viajan y no pueden preguntar algo tan simple como si un tren va en la dirección correcta, o si una tienda acepta tarjeta. Y no es que no se pueda viajar sin inglés, es que con inglés, simplemente todo se vuelve más fácil.

Puedes improvisar más. Tomar decisiones con más confianza. Adaptarte si algo sale mal. Preguntar sin tener que buscar desesperadamente una red Wi-Fi para traducir una palabra.

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